Suponga que un árbol cae en un bosque solitario donde no habitan seres humanos. ¿Cree usted que esa caída hace algún ruido? Su sentido común le diría que el árbol hace un estrepitoso “crash” como todos los demás árboles que caen. Incluso, usted podría evocar en su mente la imagen de un árbol cayendo y el sonido que haría tan pronto tocara el suelo. Bueno, déjenos contarle que esa escena que imaginó en su mente fue un error. ¿Puede descubrir por qué? Piénselo antes de seguir leyendo.
Si un árbol cae en un bosque y no hay nadie allí para escuchar su caída, entonces el árbol no hace ningún “crash”. De acuerdo con la física, el sonido no es más que el efecto de las vibraciones del aire en nuestros oídos, las cuales interpreta el cerebro como “crash”. En el caso de nuestro lugar remoto, esas vibraciones del aire se quedarían sin ser interpretadas por algún cerebro y por lo tanto, no habría ningún “crash”.
De acuerdo con la física, el sonido no es más que el efecto de las vibraciones del aire en nuestros oídos, las cuales interpreta el cerebro como “crash”.
El problema es que confundimos los fenómenos físicos, por un lado, con la interpretación que nuestro cerebro hace de ellos, por el otro. Hagamos una distinción más clara de lo que significa la palabra “sonido”. Pensemos en “sonido 1” como el sonido en términos físicos, es decir, las vibraciones del aire que son causadas por cosas como árboles cayendo. Pensemos en “sonido 2” como el sonido experimentado, percibido o interpretado por nuestro cerebro, a través de los estímulos provenientes de los oídos.
De esta forma, sonido 2 es el verdadero “crash”, “bang”, “pum” que escuchamos cuando los árboles tocan el suelo. Ese es el sonido interpretado por nuestro cerebro.
Para resumir, si un árbol cae en un bosque y no hay personas allí para escucharlo, hay sonido 1, pero no hay sonido 2.
Ahora tratemos de resolver este otro desafío. Imagínese que usted está en un salón de clases y al final del día se va para su casa. ¿Cómo sabe usted que las mesas del salón siguen ahí en la noche, cuando ya nadie las ve? ¿cómo sabemos que no cobran vida de noche y hacen fiesta?
Lo que debe hacer en este ejercicio, es tratar de demostrar que las mesas no se desaparecen del salón cuando nadie las percibe. ¡Ojo!, poner cámaras no sirve, porque eso es lo mismo que percibirlas, solo que a través de un dispositivo. La demostración se debe hacer sin que usted las pueda percibir1La demostración debe hacerse sin usar ninguno de los 5 sentidos.
La solución a este reto se la daremos en un próximo artículo. Si quiere más retos filosóficos, puede ver nuestro artículo titulado ¿La vida es un sueño?
3 claves para entender el enigma de la caída del árbol:
Esta es una de las paradojas más discutidas en clases de jurisprudencia.
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